San Ignacio llegó a ser el tercer Obispo de Antioquía (70 - 107 d.c.), en donde San Pedro fue el primero.
De camino a su martirio en Roma, San Ignacio iba animando a las iglesias de las diversas ciudades. Orientó siempre hacia la unión con Cristo, y se definió como "un hombre al que ha sido encomendada la tarea de la unidad".
En una carta a los cristianos de Trales dijo: “Amaos unos a otros con corazón indiviso. Mi espíritu se ofrece en sacrificio por vosotros, no sólo ahora, sino también cuando logre alcanzar a Dios... Quiera el Señor que en él os encontréis sin mancha”.
Murió devorado por las fieras. Es llamado “Padre Apostólico”, por haber sido discípulo de San Pablo y San Juan.
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Publica: Coordinación de prensa y Comunicaciones Canal Cristovisión
Fuente: ACI Prensa