El Santo Padre aterrizó en Lisboa para la Jornada Mundial de la Juventud, llegando a Portugal antes de lo previsto. Fue recibido en la base aérea Figo Maduro por el Nuncio Apostólico en ese país y por el Presidente de la República.
A lo largo de los casi siete kilómetros que separan la base aérea del Palacio Presidencial, numerosos jóvenes de todo el mundo y muchos habitantes de Lisboa esperaron durante horas el paso del Santo Padre. En la plaza de la Rua del Bélem, tuvo lugar la ceremonia de bienvenida. También aquí, miles de jóvenes, principalmente latinoamericanos y portugueses, se congregaron con sus banderas, para darle el recibiendo oficial al Obispo de Roma.
En su discurso con las autoridades de ese país, cuerpo diplomático y la sociedad civil, el Papa centró sus palabras en la vocación oceánica, hizo una reflexión sobre el alma de Europa y planteó tres “laboratorios de esperanza”: el medio ambiente, el futuro y la fraternidad.
Según el Papa, Portugal comparte con Europa muchos esfuerzos ejemplares para la protección de la creación, pero el problema global sigue siendo extremadamente grave, los océanos se están calentando y sus profundidades sacan a “la superficie la fealdad con la que hemos contaminado nuestra Casa Común”. Asimismo, indicó que estamos convirtiendo las grandes reservas de vida en vertederos de plástico.
Cabe mencionar que el Sumo Pontífice, en la tarde tuvo un encuentro con el primer ministro de ese país en la Nunciatura Apostólica, asimismo, horas más adelante se reunió con Obispos, sacerdotes, diáconos, consagrados, consagradas, seminaristas y agentes pastorales en el monasterio de los Jerónimos.